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La voz de los cazadores es la savia de la caza social en España, por eso es importante que entre todos expresemos nuestras inquietudes sobre todo lo que nos afecta, de una forma respetuosa y sencilla.

La caza social debe recuperar el protagonismo que le quitaron durante las últimas décadas y que mejor forma de hacerlo que a través de la voz de los cazadores.

Este espacio es un punto de encuentro de todos los cazadores sociales de España, por eso la UNAC te invita a participar en él con tus aportaciones.

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Desde que muchos comenzáramos de niños a acompañar a nuestros padres al puesto, la caza de palomas y tórtolas en Media Veda es uno de los momentos más intensos y esperados del año.
Lejos de ser la antesala de la temporada General, como rezan algunas revistas cinegéticas, esta modalidad es para numerosos cazadores como una religión, y como tal desata verdaderas pasiones. Por algún motivo especial, quizás por la añoranza de haber coincidido con las vacaciones veraniegas cuando éramos niños, o tal vez por el clima y paisajes estivales en que se practica, la Media Veda alberga un genuino romanticismo difícilmente explicable. Resulta complicado disociar esta práctica cinegética de los amaneceres, las horas de contemplación e incertidumbre, el olor a ribera y rastrojo, y diversas sensaciones que inundan cada jornada más allá del uso que demos al colgador. Las numerosas horas de silencio y camuflaje que exige el puesto nos han permitido a los más curiosos disfrutar del transcurrir de un campo ajeno a nuestra presencia. El colorido vuelo de los abejarucos, rapaces atrapando a su presa o el merodeo de diversa fauna a escasos metros, son algunos ejemplos de lo que la calma del puesto enriquece, si cabe, esta modalidad de caza. Estas pinceladas de fauna y paisaje, junto a la grata compañía de nuestros amigos en los puestos colindantes, compensan los días que las columbiformes no frecuentan nuestro cazadero; y el buen palomero sabe que dichas jornadas no son pocas.

Por otro lado, la caza estival en puesto fijo tiene su propia liturgia. Vigilar los pasos, situar correctamente los puestos, saber que piezas caen heridas para cobrarlas inmediatamente o identificar que palomas y a que altura se deben tirar, forman parte del protocolo inexcusable para el buen cazador de palomas y tórtolas. Del mismo modo, la paciencia y meticulosa observación del horizonte son factores fundamentales para no desperdiciar las oportunidades que se nos presenten, que por lo general se reducen progresivamente según avanza la temporada. En cualquier caso, los abundantes elementos que engrandecen esta modalidad de caza hacen que jornadas escasas en piezas nos permitan valorar y disfrutar de los lances aún con mayor intensidad. De hecho, la Media Veda se extiende más allá de las horas de campo, y el olor que brota de la cocina nos insinúa que estamos en periodo de caza estival, momento en el que los guisos de estas aves deleitan nuestro paladar con sus genuinos sabores y cierran así el círculo de la caza responsable y coherente.

Esta Media Veda es la que a muchos nos quita el sueño las noches previas y demanda estar en el monte cuando la mayoría veranea en la playa. También es la que entendemos como uno de los más bellos exponentes de la caza menor, siendo compatible con la conservación del Medio Natural y las poblaciones cinegéticas fruto de aprovechamiento.

Sin embargo, hay otra Media Veda muy distinta a la descrita y que desgraciadamente parece estar cada vez más presente. Esta es la Media Veda de los números, la de las perchas ostentosas, la de los cebaderos, la de los cajones de cartuchos en un día, la de los puestos doblados, la de la venta de puestos fraudulenta; es decir, la otra Media Veda.

Los elementos que forman parte de este esperpento, que poco tiene que ver con la caza responsable, son fácilmente reconocibles. En el caso de los que nutren los puestos con sus escopetas, son individuos que suelen presumir de abundantes perchas y cartuchos tirados, tienen por costumbre no recoger las vainas y botellas vacías, y no sienten interés alguno por llevarse lo que cazan. Son los que consideran abatir una docena de torcaces en una tarde un mal resultado y acostumbran a tirar absolutamente a todas las palomas que pasan – lo importante es pegar tiros – sin importar altura, perjudicar al puesto vecino o herir animales inútilmente. No ven en la tórtola o la torcaz un lance o pieza cobrada, sino un número que será insignificante hasta que no se le sumen los suficientes como para presumir en el bar de una buena cifra. Son los que cada vez que desenfundan su arma desacreditan socialmente a los que sí practicamos una cinegética responsable. Son los que, al igual que un parásito a su hospedador, deterioran la caza desde dentro, son los anticaza dentro de la caza; porque eso que hacen no es cazar.

Por otro lado, están los organizadores de tiradas enfocadas a este tipo de individuos. En la mayoría de los casos se trata de negociantes de tercera que con tal de vender puestos son capaces de crear falsas expectativas y actuar al margen de todo tipo de legalidad y moral. El escenario en el que estos supuestos orgánicos desarrollan sus prácticas lucrativas suelen ser los cebaderos, un lugar digno de ser descrito. Lo primero que se le viene a uno a la cabeza al observar el planteamiento de estas “zonas con suplementación de alimento” es que no están orientadas a palomeros ni cazadores serios, sino más bien, digámoslo así, a quien busca una percha abultada y no una jornada de caza. Dado que en la mayoría de las ocasiones estos eventos están orientados a que la organización gane dinero, suele permitirse doblar puestos; y muchos nos preguntamos: ¿como se puede disfrutar de un lance cuando están tirando a una pieza dos repetidoras a la vez? Por no hablar de las escasas opciones que se brinda al animal. ¿Nos imaginamos haciendo lo mismo con una liebre?
Quien tenga ocasión de observar este tipo de tiradas comerciales podrá advertir que hay situaciones y características frecuentes. Una habitual es la del tipo que quita la varilla y no para de tirar a piezas que están literalmente fuera de tiro, o aquellos con tendencia a soltar los tres tiros de golpe. La palabra puesto se desvirtúa en el maravilloso mundo de los cebaderos, convirtiéndose en simples pantallas situadas a escasa distancia unas de otras y donde no se persigue ni camuflar al tirador ni que las aves cumplan, sino que se peguen muchos tiros. Así, unos puestos cortan la entrada a otros y el tiroteo no permite que apenas entre un ave tranquila. En otros casos, normalmente en los que el precio de los puestos alcanza importantes sumas, la organización es mucho mas eficaz, y aquí lo que se producen son verdaderas carnicerías entre un tiroteo incesante.

Si algo ha caracterizado siempre la caza en puesto ha sido la espera, la contemplación, y por supuesto la incertidumbre. Pero en la otra Media Veda se quieren garantías, y tirar mucho, muchísimo… Lejos queda la duda de si habrán bajado tórtolas a nuestro coto, o el nerviosismo al distinguir a lo lejos una torcaz cuya trayectoria intentamos adivinar. Evidentemente, no se puede negar que todos los cazadores aspiramos a hacer una buena percha gracias a haber estado en el lugar adecuado en el momento oportuno. De hecho, la espera de una de esas jornadas exitosas puebla nuestro inconsciente y forma parte de la esencia cinegética. Pero la mayoría de aficionados a la paloma sabemos que dichas situaciones son muy escasas y no existe ni por asomo el número de capturas ni la premeditación y alevosía de las tiradas comerciales.

Otra perversión más de los cebaderos es que son capaces de destrozar la Media Veda a los cotos colindantes. Esto es algo importante a destacar por su reciente aparición, ya que antes la paloma y tórtola se distribuía de forma natural por las siembras de las distintas comarcas, siendo tarea del palomero vigilar y encontrar los lugares de paso. Ahora un cebadero suplementado desde principios de julio es capaz de dejar al coto vecino sin paloma. El perjuicio de muchos para el beneficio de unos pocos. Todavía habrá cazadores preguntándose por qué este año ha sido tan malo de paloma en su zona. El drama social del sálvese quién pueda y la falta de solidaridad y respeto hacia el vecino también infecta la venatoria. ¿Esta es la caza que pretendemos defender? Luego muchos hablan de la caza como si fuese la patria (#OrgulloCazador), como si todos los cazadores defendiéramos lo mismo. Recuerdan a los que ensalzan el patriotismo Made in Gibraltar, que obvian que ni todos somos iguales ni a todos nos va igual en este decadente país. Insistimos, no se trata de defender la caza, sino un tipo de caza, la responsable y ética.

Siguiendo con la responsabilidad, la caza de las migratorias no pasa por uno de sus mejores momentos. En el caso concreto de la tórtola común (Streptopelia turtur), últimamente se cuestiona si su aprovechamiento es compatible con la conservación de sus poblaciones. La opción defendida por las asociaciones conservacionistas de vedar su caza [1] para promover la mejora poblacional tendría solo un carácter simbólico, dado que el incremento numérico está ligado a la recuperación de hábitats reproductivos. Por este mismo motivo hay otras muchas especies que sin ser cinegéticas – mochuelo, alcaraván o sisón - también están sufriendo descensos semejantes [2]. Con ello no se pretende negar que la caza de la tórtola extrae abundantes reproductores, pero los ejemplares que se cazan proceden de territorios reproductivos sanos, capaces de soportar un aprovechamiento cinegético adecuado. El problema de la tórtola es que han desaparecido las condiciones de hábitat para su reproducción en numerosas regiones de nuestra geografía, hecho que impide la expansión y colonización de nuevos territorios, y con ello el aumento numérico de la especie. El asunto da para una amplia discusión científica y puede que nos equivoquemos, pero con la especie vedada difícilmente veríamos un incremento significativo de su población.
Dicho esto, puede decirse que existe una Media Veda “tradicional” que resulta compatible con la situación de la especie, ya que las capturas son mucho menores que antaño y la presión se ha reducido considerablemente*. Sin embargo, la otra Media Veda, la de los cebaderos y tiradas comerciales es absolutamente inaceptable, ya que se están cazando entre unos cuantos cazandangas acaudalados lo mismo que entre miles de cazadores. Por si fuera poco, resulta que lo que te permite cazar una cantidad de tórtolas indecente no es la voluntad de hacerlo, sino el dinero del que dispongas. Una vez más el dinero vuelve a poner una barrera social entre el cazador humilde que ve como las tórtolas cada vez pasan menos por el coto de su pueblo, y los que gracias a su cartera siguen acudiendo a tiradas organizadas que ponen en cuestión la sostenibilidad del aprovechamiento de la especie. No hace falta decir que en estas tiradas los cupos se incumplen sistemáticamente, o es que alguien piensa que se pagan cantidades tan elevadas de dinero para quedarse con una docena de piezas. Ilegalidad normalizada. Sin en este país se invirtiera dinero en la gestión de nuestros recursos naturales en vez de enchufárselo a las grandes constructoras, eléctricas y banca, tendríamos datos de como el grueso de las capturas de tórtolas se concentra en las cacerías organizadas del sur peninsular.

Ahora bien, ¿por qué los actuales representantes de los cazadores no censuran este tipo de comportamientos inmorales en vez de tanto preocuparse de licencias únicas y cazar en Parques Nacionales? A veces dudamos entre si son cómplices, cínicos, incapaces, irresponsables o simplemente indiferentes. Quizás todo a la vez. Luego cuando prohíban la Media Veda dirán que la culpa es de los ecologistas que son muy malos… hagan sus apuestas. Lo que nunca dirán es que miraron para otro lado cuando sabían lo de los cebaderos, lo de los reclamos electrónicos –que esa es otra -, o que nunca apostaron por tecnificar la caza para extraer del campo solo lo que la ciencia y técnica nos diga y no lo que piense cada paisano en su pueblo. Es obvio que sus intereses no atienden a los de los cazadores responsables.
Hoy que tanto se habla de defender la caza y estar unidos, debería abrirse un amplio debate de que tipo de caza es exactamente la que defendemos, porque, muy a nuestro pesar, no todos abogamos por lo mismo. En el caso de la Media Veda, es un hecho que la población de tórtola común ha descendido notablemente, pero también es cierto que existe una caza adaptada a esta realidad en la cual se valora el lance por encima de la cantidad de piezas cobradas. Solo así podremos continuar disfrutando de nuestra pasión. La “otra” Media Veda, la de los cebaderos y grandes cifras, es a todas luces inadmisible, y los que nos consideramos comprometidos con el futuro del campo no deberíamos mirar a otro lado cuando contemplemos estos espectáculos que nos degradan como colectivo. Tampoco se puede permitir tratar a un ave abatida como un despojo convertido en mera cifra. La pieza merece respeto, y eso implica ser cobrada y aprovechada, por nosotros o nuestros seres queridos.

Ser críticos y censurar a los que convierten la caza en una carnicería inmoral debe ser un compromiso de todo cazador responsable. Esto es trabajar por la caza y el campo, y no recaer en los mismos discursos victimistas y antiecologistas de siempre. Los últimos artículos al respecto de algunos “grandes referentes” de la caza [3],[4] dejan al descubierto su incapacidad para articular un discurso inteligente, comprometido y autocrítico que apueste por una caza tecnificada y responsable. Dosis de corporativismo casposo edulcorado con miedo que son un atentado contra el razonamiento lógico.

Si los órganos federativos, ONC y demás asociaciones cinegéticas relevantes siguen sin posicionarse al respecto y no exigen cambios a la administración, tendremos que ser los cazadores más concienciados los que tomemos cartas en el asunto a título personal, y dirigirnos a las autoridades para señalar a quien nos ensucia y no siente respeto por tan extraordinarias aves. No podemos tolerar que la codicia económica de unos, y la inmoral de otros, ponga en peligro la conservación de la tórtola y en tela de juicio nuestra Media Veda; porque como dijo Malcom X: "No es culpa nuestra estar en esta situación, pero sí será nuestra culpa si no hacemos nada por salir de ella"

* El descenso poblacional de la especie provoca que numerosos cazadores que antes salían al campo en busca de tórtolas abandonen esta idea tras numerosas jornadas de escaso éxito, por lo que se reduce la presión cinegética.

[1] http://www.seo.org/2013/07/26/valiente-paso-de-canarias-al-no-permitir-este-ano-cazar-tortolas-y-codornices/

[2] http://www.seo.org/2013/04/23/las-aves-agrarias-sufren-su-propia-crisis/

[3] http://www.club-caza.com/articulos/712garrido.asp

[4] http://www.club-caza.com/blog/sarasketa/postver.asp?p=123

FUENTE: CAZA CRITICA

En el Diario Oficial de Extremadura se ha publicado la orden general de vedas 2013/2014. La orden consta de quince artículos, dos disposiciones adicionales, una derogatoria y dos finales.
Por fin nos encontramos con un texto corto y sencillo, suficiente para regular los aspectos relevantes para la práctica de la caza y la conservación de las especies cinegéticas. El texto tiene como finalidad el manido concepto y, no por ello menos importante, del uso sostenible de los recursos cinegéticos, es decir, caminar hacia el fomento de las especies cinegéticas para con ello preservar también el efecto que conlleva sobre las especies no cinegéticas. En definitiva, tener un número de individuos para poder realizar acciones cinegéticas con fines recreativos o comerciales, extrayendo del medio natural sólo el número de ellos que no pongan en peligro la supervivencia de las especies.

En éste sentido, la orden de vedas cumple en parte estos objetivos, adecuando los periodos hábiles con el ciclo vital de las especies, reduciendo días de caza y poniendo cupos a algunas que de verdad lo necesitan. Caza sostenible no es si no eso, adaptar los intereses de los distintos sectores cinegéticos a las densidades de las piezas de caza y no al revés.

Hay que destacar el horario de caza para la media veda, especialmente para la caza de la tórtola. La grácil streptopelia está aumentando discretamente sus poblaciones, en las últimas tres temporadas ayudada por las migraciones procedentes de Europa que se producen en los primeros días de septiembre.

Lamentamos que se haya adelantado la apertura de la veda de la torcaz al uno de noviembre, el pasado año se abrió el día nueve con buenos resultados, el único interés que deben primar es el fomento de las poblaciones de torcaces.

De nuevo se ha perdido la oportunidad de poner un cupo para el zorzal, un ave tan interesante por los lances que puede deparar al cazador, así como especie presa para algunos depredadores como gavilanes y azores. Debería haberse establecido un cupo, con veinticinco zorzales por cazador y día hubiese sido suficiente, incluso opino que sobra.

Seguimos incurriendo en el error de las repoblaciones o translocaciones del conejo de monte. Se traen conejos de todas partes y con ellos distintas cepas de virus de la enfermedad hemorragico-vírica y mixomatosis, si además se permite expresamente estamos dando pie a la extensión del contagio.

Además sabemos que existen dos subespecies de conejos no compatibles con los distintos hábitat, al trasladarlos a lugares inadecuados, perecen por falta de adaptación. Dejemos a la naturaleza que siga su curso, bastantes meteduras de pata hemos cometido con nuestro imprescindible lagomorfo.

Resumiendo, es de agradecer que al frente de la Consejería de Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente haya políticos y funcionarios que saben de Cinegética, aunque se siguen cometiendo errores de bulto y no por falta de conocimiento, espero, sino quizás por falta de coraje.

Extraído del Periódico de Extremadura

Esto que encabeza este articulo se da y con cierta frecuencia en el colectivo de cazadores. Solemos pensar que un perro de caza por el mero hecho de ser del tipo racial adecuado para la actividad de caza debe venir con todos los aprendizajes (acertados) debajo del brazo pero esto no es así.
Si tenemos la suerte de que prácticamente sin un esfuerzo y porque cae del cielo damos con un ejemplar que lo aprende todo y a la primera sin que tenga errores y cazando (respetablemente como cada uno lo haga) se da muy poco.

Nadie nace enseñado, nosotros menos, pero sí que evidentemente nuestros perros de caza disponen de unos componentes que les permiten realizar aquello para lo que han sido programados con una gran eficacia y especialización.

LA CAZA con todo lo que ello conlleva:

• La búsqueda.
• La muestra.
• El cobro etc.

¿De qué depende el que ese perro en fase de aprendizaje sea todo lo eficaz y seguro para el ejercicio de la caza?.
Va a depender no tanto de sus potencias genéticas y posiblemente más de lo que no se le permita aprender y desarrollar.

Queremos que un perro que va subiendo que se va desarrollando a nivel tanto físico como desde el punto de vista cognitivo casi lo haga todo de fabrica y bien.

Con pocas ocasiones para aprenderlo bien y las que tiene lo vive de un modo efímero y casi siempre poco solido y eficaz.
Cuando coinciden variables como un perro con poca capacidad para mostrar firmemente y manteniendo esa ligera inmovilidad durante un instante, flaco favor le hace la escopeta abatiendo la caza sin tan siquiera haber tenido tiempo de mostrarla pasando directamente a la acción del cobro.

O no haberle dado tiempo ni a que la atropelle y le vuele de los morros como se suele decir.

Cuando se caza de un modo desordenado precipitando los lances , los cobros, de manera poco seria decimos que, el perro que nos acompaña es una maquina y que no para de sacar caza…. etc. Si ese es el objetivo del cazar mal vamos y otra cosa más ¿para que llevan un perro de caza?.

Suelen criticar a los que tienen perros que con una buena formación o no desempeñan su trabajo con eficacia, dicen que esos no valen para ellos, aunque… se los miran de reojo y a nadie le amarga un dulce.

Cada uno entiende, la caza, su práctica y sus vivencias como quiere a su manera. Pero como me dijo un buen amigo ser un caza arañas no es practicar la caza como tal, ni vivirla como se debe.

Cada día se tiene más conciencia de que al monte se debe salir respetando el medio sus gentes nuestros perros, la fauna y flora. Por suerte; aunque los que van por otros senderos poco respetuosos con lo anteriormente escrito suelen generar más ruido y sobre nosotros los que si entendemos la caza y el perro de caza de forma respetuosa suele caer el peso de las criticas en nuestra sociedad.

Tener en cuenta que para hacer astuto a un perro, para hacer seguro a un perro hace falta darle monte y caza pero fundamentalmente educación y capacitación en su formación.
Con la información que hoy en día existe y los medios de que disponemos una persona puede dar formación como amateur a su cachorro para la caza.

También tenemos al alcance a muchos buenos profesionales en las diferentes autonomías para tal cometido.
Pero si no tenemos claro que cazar NO DEBERIA de ser salir al monte a pegar solo tiros y quitar vida de poco sirve su práctica y el uso y disfrute de nuestros perros en el ejercicio de la caza.

Las inquietudes para querer mejorar en el medio, en las relaciones sociales y con nuestros perros pasa obligatoriamente por ser serios y honestos para buscar en la actividad de la caza el mismo reconocimiento que buscamos en nuestra realidad diaria.

La gestión que tanto tenemos todos en la boca (me incluyo) para seguir practicando la caza pues que sea de verdad no para quedar bien delante de la sociedad o de quien sea.
Para que tanto adornar si después en la intimidad se hace lo que se quiere como no les ven…

En muchos perros veo y visto como a poco que los diriges hacia una práctica de la caza lógica y seria ellos solos casi se han ido capacitando en aquello que les hizo venir a la escuela para su recuperación o formación.

Para que esto luego siga dando sus frutos el cazador se debe obligar a seguir el mismo camino para que se den las condiciones donde el perro pueda ejercer como perro capacitado que lo es el ejercicio de la caza. ¿Cómo? pues como su empuje genético le manda y nuestro apoyo le otorga.

Se habla mucho de que el perro de caza es el auxiliar del cazador pero yo a veces pienso que más bien es lo contrario.
Me considero un mero espectador de la búsqueda de un perro de muestra llevándome a donde le lleva su mente, detectando con su nariz la presencia de caza y dejándome ver toda la secuencia.

Hasta ahí. ¿Quién auxilia a quien?.

Quiero con este pequeño articulo agradecer a todo el que de forma individual se gestiona correctamente en el ejercicio de la caza.

Agradecer las gestiones a nivel colectivo y el trabajo diario de personas que de verdad estén comprometidas con la gestión en mantener, preservar y divulgar la caza con el respeto que se merecen y por las generaciones que están por llegar.

José Antonio Pineda; Director en Adiestraperroscaza.
Máster en Psicodiagnostico e Intervención Clínica y Educativa Canina.
Especialista en comportamiento canino.
Adiestrador profesional.
Titulación oficial R.S.C.C. Diplomado por Generalitat de Cataluña.
Avalado por el Instituto Maslow Cattell para la formación de Postgraduados. Colaborador en Unac.
E-mail: [email protected]
site:es.//www.adiestraperroscaza.com/
https://www.facebook.com/Adiestraperroscaza

Extraído del blog CazaCrítica

Resulta frecuente escuchar en los distintos foros o espacios de debate vinculados al sector cinegético que uno de los mayores problemas de los cazadores es que no estamos unidos. El argumento es sencillo, si los cientos de miles de aficionados con licencia de caza estuviéramos todos a una, los gobiernos temblarían ante nuestras peticiones y las perdices brotarían debajo de las piedras. En la mayoría de los casos, esta postura procede de una bienintencionada fe en la llegada de tiempos mejores, más que de un análisis realista de los verdaderos problemas del campo y los cazadores. De hecho, la Federación Española de caza cuenta con 390.000 federados distribuidos en sus distintas federaciones autonómicas [1], cifra bastante mayor que la suma de las principales asociaciones ecologistas - Ecologistas en Acción (34.000 socios); Greenpeace (100.961 socios); WWF-Adena (20.000 socios) [2] -. Sin embargo la importancia de estos grupos conservacionistas en la vida social del país – organización de eventos de debate, presencia en medios de comunicación, participación democrática en las actividades ligadas al medio ambiente - es mucho más relevante y respetada que la de las respectivas federaciones autonómicas u otras asociaciones de cazadores. Este hecho demuestra que no es tan importante el número de personas que se unan, como la propia dinámica de funcionamiento de la asociación.

Volviendo a la caza, el actual modelo asociativo predominante en nuestro país son las federaciones autonómicas. Dichas federaciones se han demostrado altamente ineficaces en la conservación de las especies cinegéticas e intereses de los cazadores. El marcado servilismo mostrado ante determinados Gobiernos Autonómicos las ha convertido en asociaciones políticamente parciales e incapacitadas para articular una defensa del campo independiente. Asimismo, la ausencia de democracia interna convierte las líneas de actuación de estos organismos en las decisiones personales de sus dirigentes, ya que no existe un programa específico a seguir, ni los socios pueden votar ni opinar directamente sobre los temas más importantes. Sin embargo, en el caso de que existiera un hipotético escenario en el que las federaciones no mantuvieran sus estructuras de poder inalterables y fuesen más imparciales, difícilmente podrían velar por los intereses de todos los cazadores por una sencilla razón; no son los mismos.

Uno de los puntos que limita que la mayor parte de los cazadores puedan ver defendidos sus intereses en una sola asociación o federación de cazadores, son las importantes diferencias existentes entre los propios cazadores. Resulta incoherente que pueda existir un movimiento asociativo con puntos de vista que en muchos casos llegan a ser antagónicos. Aunque a muchos les cueste aceptarlo, en la caza hay intereses contrapuestos, y es imposible defender determinados asuntos sin cuestionar otros. Los discursos sentimentalistas que apelan a la unión suelen obviar interesadamente que los problemas no nos afectan a todos por igual. Un claro ejemplo es el recurrente lema de muchos de nuestros gobernantes, que abogan por el concepto de nación y el sacrificio de todos los ciudadanos para salir de la mal llamada crisis [3,4], cuando es evidente que esta no nos afecta a todos por igual [5,6]. Por este mismo motivo existen distintas concepciones o intereses enfrentados dentro del mundo de la caza que convendría definir con claridad:

1 - Modalidades de caza

Las políticas medioambientales nos afectan indistintamente según que especies cacemos. El estado actual de la caza mayor respecto a la menor es un claro ejemplo de estas diferencias. El hecho de que el hábitat de ciervos y jabalíes se encuentre principalmente en áreas forestales, cada vez más extensas y tranquilas debido al abandono rural y agrícola, implica que el área de distribución de reses y lobos sea cada vez mayor [7]. Sin embargo, la mayoría de especies de caza menor están ligadas a ecosistemas agrícolas, por lo que dicho abandono rural y la intensificación de la agricultura (químicos, regadíos, monocultivos, etc.) perjudican la situación de la mayor parte de estas especies [8]. En este sentido, y asumiendo que vivimos en una sociedad predominantemente individualista, poco pueden parecerse las preocupaciones en este aspecto del señor que cada año visita unas cuentas monterías, del que ha visto como han desaparecido las perdices y tórtolas de su coto.

2 - Estatus económico o clase social

Otro factor fundamental que nos diferencia como cazadores es nuestra situación económica y grado de solidaridad con el cazador sin recursos. Si un cazador ha perdido su empleo, o su empobrecida economía le impide apuntarse a un coto, su única posibilidad de cazar estará ligada a Cotos Sociales u otro tipo de terrenos similares financiados por las administraciones públicas [9]. No hace falta decir que en muchos casos, no en todos, cazadores con una economía boyante y que puedan permitirse un gasto en caza de miles de euros anuales, no tendrán entre sus reivindicaciones que estos espacios sean financiados por el ente público, incluso algunos criticarán sus existencia. Solo hace falta ver la tímida y bochornosa reacción de determinadas federaciones ante la eliminación de los Terrenos Libres y Cotos Sociales [10], comparada con la famosa manifestación de los cazadores ante la aprobación de la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad (42/2007). Los promotores de dicha manifestación convirtieron una ley inocua para la caza en un ataque a la actividad cinegética, instrumentando políticamente el miedo de los cazadores. Sin embargo cuando se han producido ataques reales a los cazadores, como las subidas de los precios de las licencias de caza o la eliminación de Cotos Sociales o Terrenos Libres, parece que manifestarse no es lo oportuno. Evidentemente, los actuales representantes de los cazadores no velan por que las personas con menos recursos puedan cazar, mas bien pareciera que defienden otros intereses, y en eso muchos no estamos ni estaremos de acuerdo (Ver entrada anterior).

3 - Ética y conducta en el campo

Nuestro comportamiento en el campo es probablemente el factor que más nos aleja entre cazadores. Desde el punto de vista ético, no es comparable la perspectiva de un señor que no está dispuesto a asumir ninguna limitación en el número de capturas o que se conforma con tirar perdices de granja, de los que estaríamos dispuestos a cazar menos o nos avergüenza disparar sobre una animal criado en cautividad. Algunos nos sentimos mas lejos de los que organizan o acuden a una tirada de tórtolas en un cebadero, saltándose los cupos y acribillándolas, que de los propios ecologistas que piden su moratoria [11]. Por eso, la cuestión no es caza si o caza no, sino que modelo de caza defendemos exactamente. Es incompatible que en una misma asociación convivan cazandangas y escopeteros con cazadores responsables que les duele el campo. ¿Cuántos estarían dispuestos a que prohibiesen las sueltas de perdices de granja, a que prohibiesen los cercones, o a respetar honradamente los cupos?

4 - Intereses económicos frente a medioambientales

Este elemento lo podríamos supeditar al ético, pero consiste básicamente en que muchos negocios asociados a la actividad cinegética son francamente inmorales e incompatibles con una caza ética y sostenible. Algunos ejemplos son: las cacerías de zorzales o tórtolas que no respetan los cupos, la venta de perdices de granja, las cacerías en cercones y en explotaciones de caza mayor con densidades excesivas, y así un largo etcétera. ¿Defendemos la misma caza los que estamos en contra de estas prácticas y los que las practican y justifican? La caza debe ser un aprovechamiento sostenible y respetuoso con el campo por encima de los negocios particulares. El factor económico como prioridad también choca frontalmente con la necesaria tecnificación de la caza. Los que entendemos que tienen que ser la ciencia y el conocimiento especializado los que deben marcarnos como y cuanto debemos cazar divergemos absolutamente con los que quieren cazar igual que hace 15 años auspiciados en sus propias creencias.

Dicho esto, ¿como es posible que con unos intereses y sensibilidades tan diversas muchas voces respetables aboguen por la unión de los cazadores en un frente común? La respuesta es clara, el miedo. Esta emoción, que se basa en la percepción de un peligro real o supuesto, tiene una gran capacidad de unir a la gente, así como de paralizarla. En este caso, el temor responde a una futura prohibición de la caza, ya que los ecologistas y la sociedad urbanita consideran esta una actividad antagónica e inmoral. En este sentido, es evidente que para muchas personas la caza es algo detestable, sin embargo, esta percepción nace en muchos casos de una desinformación mediático-social, y en otros de un planteamiento moral que no tiene por que ser más válido que el de un cazador responsable. Aun así, una sociedad avanzada no debe asumir la caza como una exigencia de un colectivo numeroso que impone sus propios dogmas. Mas bien, deberían ser los argumentos lo que convenciesen y situasen a esta como una actividad social que bien planteada implica beneficios ambientales y económicos. Lo que está claro, es que si seguimos en la línea actual muchas especies desaparecerán antes de que las veden, y casi prefiero lo segundo.

La unión que hoy es más necesaria que nunca es la de aquellas personas que tengan una concepción de la caza responsable y adaptada a la nueva realidad del campo. Estas deben organizarse y asociarse en un colectivo que, huyendo de falsos miedos, exponga con claridad sus principios y exigencias. Los integrantes de esta futura e hipotética asociación deberían asumir y defender una caza basada en la estricta conservación del campo y las poblaciones de especies cinegéticas, enfatizando en los valores sociales y éticos de la actividad, y apoyándose en todo caso en criterios técnicos. Por otro lado, el hecho de que surgiera una nueva asociación con estas características no implicaría que no se pueda estar de acuerdo y hacer frente común con otras asociaciones cinegéticas en diversas cuestiones en las que la mayoría de los cazadores estamos de acuerdo. Un claro ejemplo de esta compatibilidad se encuentra en las asociaciones ecologistas, ya que, aunque la mayoría coinciden en sus planteamientos conservacionistas, cada una tiene un enfoque diferente. Por ejemplo, Ecologistas en Acción tiene un marcado carácter anticapitalista en su defensa del medio ambiente, mientras que, por otro lado, WWF Adena no tiene un planteamiento político tan definido. Asimismo, Igualdad Animal esta fundamentalmente en contra del especismo y el maltrato animal, mientras que para las anteriores la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas tienen una mayor importancia.

La situación de extrema gravedad del campo español precisa que seamos los propios ciudadanos, en este caso los cazadores, los que tomemos la iniciativa, y no esperar a que nadie venga a solucionarnos nada ni estar todo el día pataleando. Hay que construir nuevas alternativas que permitan que los cazadores que manifestamos una inquietud real por el estado del campo y la caza podamos desarrollar toda nuestra pasión y esfuerzo en un proyecto creíble en el que nuestra voz cuente. Dejemos el puñetazo en la mesa para los mediocres. Deben ser los principios éticos y los argumentos apoyados en el trabajo de los técnicos e investigadores los que articulen nuestro discurso. Del mismo modo, una postura alejada de dogmatismos y miedos permitiría colaborar y hacer fuerza común en muchas causas con grupos conservacionistas; asuntos como el envenenamiento del campo agrícola, el uso de venenos contra depredadores o el respeto de la legislación vigente nos acercan más de lo que muchos creen.

La unión hace la fuerza, pero la unión en torno a unos principios y objetivos comunes, no a un miedo paralizante e infundado.

Bibliografía

[1] http://www.fecaza.com/hemeroteca/49-noticias-generales/2204-la-rfec-trabaja-por-el-aumento-de-cazadores-federados

[2] http://ong.consumer.es/accesible/por-numero-de-socios/?f=10000-

[3]http://www.lavanguardia.com/politica/20121113/54354455718/saenz-de-santamaria-union-salir-crisis.html

[4] http://www.pp.es/actualidad-noticia/crisis-o-salimos-todos-juntos-o-no-salimos-que-diga-lo-contrario-miente_5812.html

[5] http://www.publico.es/dinero/410638/la-brecha-entre-ricos-y-pobres-alcanza-su-nivel-mas-alto-en-30-anos

[6]http://www.comparativadebancos.com/grandes-beneficios-en-momentos-de-crisis/

[7]http://www.adecana.com/pub_MANUALES/Estudio_caza_NA.pdf

[8]http://blogs.20minutos.es/cronicaverde/2012/01/26/el-blindaje-de-semillas-envenena-a-la-fauna-salvaje/

[9]http://www.soitu.es/soitu/2008/02/17/info/1203267089_821048.html

[10] http://www.europapress.es/castilla-lamancha/noticia-federacion-caza-castilla-mancha-lamenta-decision-junta-regular-caza-cotos-sociales-20120119101133.html

[11]http://plumayconservacion.blogspot.com.es/2011/04/la-caza-en-media-veda-en-cuestion.html

Los cazadores de UNITEGA

El Conselleiro de Medio Ambiente, D. Agustín Hernández dijo a la agencia EFE el pasado 13 de enero de 2012 que “el objetivo era lograr un consenso con los cazadores y otros actores del sector”. Se refería con esas palabras al Anteproyecto de la nueva Ley de Caza de Galicia.

Ha pasado más de un año y esas palabras se las debe haber llevado muy lejos, no el viento, sino alguna de las ciclo génesis explosivas que han visitado Galicia en los últimos meses, a tenor de lo que se puede ver en el Anteproyecto de Ley de Caza que el Consello da Xunta aprobó el pasado 7 de febrero de 2012.

Cuando los cazadores estábamos esperando que la Consellería de Medio Ambiente publicara en el Diario Oficial de Galicia el informe sobre las alegaciones presentadas en el mes de marzo al texto inicial, nos encontramos con la noticia de que ya estaba vendido todo el pescado.



La Xunta de Galicia ha incumplido lo que dispone el Artículo 16.1.d) de la Ley 27/2006, de 18 de junio, el derecho de acceso a la información ambiental, y los cazadores de Galicia nos hemos quedado sin conocer los motivos por los cuales no se han aceptado la inmensa mayoría de las alegaciones que se presentaron.
Y cuando por fin hemos podido leer con detenimiento el nuevo texto, nos hemos encontrado con una nueva Ley de Caza que no gusta nada a los cazadores, y así lo hemos manifestado desde las distintas asociaciones en los últimos días.

Pero lo más grave es que además de no haberse tenido en cuenta la inmensa mayoría de las alegaciones presentadas, en muchos artículos se han reformado apartados con los que los cazadores estábamos de acuerdo, de forma que ahora pasan a ser perjudiciales para las Sociedades de Cazadores.

El motivo de estos cambios “hacia atrás” los desconocemos, pero si que somos capaces de ver quien serán los grandes beneficiados con el nuevo texto: el lobby de la caza comercial.

Parece que el empeño de algunos por convertir los montes de Galicia en un mosaico de explotaciones comerciales empieza a dar sus frutos, a tenor de los cambios que se han introducido sobre el texto original que salió en su día a información pública.

Sangrante resulta ver como se ha pasado de exigir a los que solo quieren hacer negocio a costa de la caza, de contar con el 100% de la titularidad de los terrenos sobre los que asentar sus explotaciones comerciales, a permitirles incluir hasta un 25% de superficie no cedida por sus propietarios; es decir, los han puesto de un plumazo al mismo nivel que los Tecores.

Está claro que esta ley no es una ley de caza, sino una ley de pirateo cinegético con autorización Administrativa. Suena duro, pero es la realidad que se puede palpar después de ver el trato preferente que se quiere dar a estos chiringuitos del negocio que son un ejemplo claro de lo que no debe ser la caza en Galicia.

Las explotaciones cinegéticas en Galicia han sido, durante los últimos años, el mejor ejemplo de vulneración de la Ley 4/1997 de Caza de Galicia, a pesar de estar reguladas de una forma precisa en la misma. Pozos de dinero negro a los que la Xunta de Galicia parece no querer asomarse, y a los que nunca les ha exigido todo lo que recoge la actual Ley y el Reglamento de Caza, porque de haberlo hecho, otro gallo cantaría.

Con el nuevo articulado, estos paraísos fiscales del dinero de la caza podrán campar a sus anchas, bajo la bandera del “desarrollo rural” y esas frases bonitas que se utilizan para justificar lo injustificable. ¿desarrollo rural? ¡Economía sumergida pura y dura es lo que son!

Y mientras tanto los cazadores nos seguiremos acordando de nuestro glorioso “Jefe de Servicio de Caza y lo poco que queda de la Pesca”, al que siempre le gustó “buscarle las vueltas” a la ya moribunda Ley 4/1997 de Caza de Galicia. Una Ley que en su conjunto, se pude calificar como buena para los cazadores, pero que este funcionario, rebotado en su día desde otra Consellería donde se manejaban más cuartos, se ha ocupado de convertir año tras año en un enfermo terminal a base de interpretaciones que han rayado el esperpento, pero que han perjudican sobre manera a la Sociedadesde Cazadores

Quizás debería reflexionar el Señor que pasó de ser Jesús a llamarse Xesús cuando el gobierno de Galicia tornó hacia la izquierda y el nacionalismo, y darse cuenta de una vez por todas de que está al Servicio de los Cazadores y de la Caza y no al revés. Que su cargo, el de Jefe de Servicio, es un puesto en el que se tiene que preocupar de mejorar la caza en Galicia y trabajar para que los cazadores nos sintamos orgullosos de nuestra Administración.

Porque su sueldo, el del Sr. Xesús o Jesús, según quien gobierne en ese momento, se lo pagamos todos los cazadores de Galicia y tenemos derecho a exigirle que deje de perjudicarnos con sus decisiones caprichosas que solo han valido para que los “piratas de la caza” campen a sus anchas por Galicia y se rían todos los días de nosotros.

Y para terminar, en lo que a los cazadores y sus asociaciones se refiere, quizás habría que hacer una profunda reflexión sobre lo que ha sucedido desde que se empezó a trabajar en esta nueva Ley, pero a estas alturas y con la que está cayendo, es mejor olvidar el pasado y poner la sonrisa de los domingos, mientras decimos que todos vamos a una.

Que lamentable resulta ver como la última asociación que recibió el nuevo anteproyecto de Ley de Caza ha sido la primera en hacerlo público para todos los cazadores de Galicia. ¡Menuda gloria! ¿Y TODOS los que ya lo tenían, a que carallo están jugando? Mexan por nos e temos que dicir que chove.

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