UNAC
Siguenos en Facebook Siguenos en Twitter Siguenos por RSS

 

La voz de los cazadores es la savia de la caza social en España, por eso es importante que entre todos expresemos nuestras inquietudes sobre todo lo que nos afecta, de una forma respetuosa y sencilla.

La caza social debe recuperar el protagonismo que le quitaron durante las últimas décadas y que mejor forma de hacerlo que a través de la voz de los cazadores.

Este espacio es un punto de encuentro de todos los cazadores sociales de España, por eso la UNAC te invita a participar en él con tus aportaciones.

Puedes enviarnos artículos de opinión, formativos, etc… al correo [email protected]

CAZA SOCIAL

Acceder »

PATRIMONIO NATURAL CINEGETICO

Acceder »

LOS DERECHOS DE LA CAZA

Acceder »

IR A LA WEB

Acceder »

Tags

Luis Felipe Gutiérrez Bermejo
José Ant Pineda
CLub Monteiros Ribeira Sacra
UNITEGA
Juan Miguel Sánchez Roig
La Caza Menor en Tenerife
José Mari Agramonte Aguirre
Víctor Rafael Mascarell Mascarell
Juan Miguel Sánchez Roig
Jaime Veiga Fontán
Manuel Villanueva
Teófilo Ruíz Viñaspre
Carlos Irujo Beruete
Juan José García Estévez.
Miguel Iñigo Noain
Antonio Mota
Carlos Irujo
Miguel Íñigo Noáin
José Antonio Martínez del Hierro
Serafín Cortes Collado
José Ignacio Ñudi
Miguel Pou
Luis Felipe Gutiérrez

Juan Miguel Sánchez Roig
Presidente de la Asociación Canaria de Entidades de Caza (ACEC)

Coordinador de la Unión Nacional de Asociaciones Caza (UNAC)

Tres son las modalidades ancestrales de caza más practicadas en Canarias:

- Perro y hurón
- Perro, hurón y escopeta
 - Perro y escopeta.

Las dos primeras son las utilizadas para el conejo, y la tercera, mayormente para la perdiz. Aunque más bien, el perro, el hurón y la escopeta son los métodos con los que cuenta el cazador para la práctica del noble arte cinegético, ya que en sí mismas, las modalidades de caza no están definidas como tales en la Ley de Caza de Canarias.


Siempre ha habido un debate interno en nuestro mundo cazador entre las diferentes modalidades. Conejeros y perdiceros hemos marcado entre ambos las parcelas con un trasfondo de teórica propiedad de esas dos piezas con mayor número de adeptos. Con la escasez de conejos padecida en la última década, acentuándose en las recientes temporadas, esta controversia se ha enfatizado hasta alcanzar límites dañinos para el futuro de la cacería dentro de la parte conejil. Se crean tensiones y debates innecesarios cuando se acerca la publicación de la orden general de vedas, sin pensar más allá de los verdaderos problemas que nos acucian durante todo el año. Así, la proliferación de carreteras, el urbanismo incontrolado, la falta de alimento y agua, los perros y gatos asilvestrados, los furtivos o la falta de adaptación de los periodos de adiestramiento y caza a los ciclos biológicos de las especies, entre otros factores, junto a la desinformación, están condenando a los animales objeto de caza y al colectivo. Mientras tanto, la implicación del cazador de a pie brilla por su ausencia hasta que nos pica en nuestro propio egoísmo pasivo una u otra decisión administrativa. Es entonces cuando lanzamos voces que no van más allá de comentarios destructores poco reflexionados, afianzadores en contradicción de la tan aclamada unión del colectivo, pero desunión de base.


En 2008, última temporada que en Gran Canaria se cazó hasta la presente con todos los métodos nombrados con anterioridad, los datos fueron los siguientes: el 54, 4 % de los cazadores se dedicaban a la caza de perdiz, conejo y paloma indistintamente. Sólo a la perdiz el 14,7% y sólo al conejo el 26,7%. Los especialistas de la paloma fueron el 2,2% en esa temporada del total de cazadores. Sin embargo, las órdenes de vedas siempre vienen marcadas por la segregación del colectivo. Ya sea prevaleciendo unas modalidades sobre otras, haciendo diferencia entre unos cazadores sobre otros a través de la distinción entre razas de perros o por épocas hábiles, con las consecuencias negativas que conlleva. De esta desunión y de los daños colaterales que se desprenden de ella, tienen gran parte de responsabilidad las Administraciones, que debieran regular la actividad en benefició del bien común y de la preservación de la fauna silvestre.


Llegado este punto, los cazadores deberíamos reflexionar si nuestro interés y demanda debería oírse al unísono, arrimando el hombro, intentando corregir todos esos factores que han hecho disminuir exponencialmente las especies cinegéticas, fundamento de la cacería y que deberían solucionarse a lo largo del año. O, por el contrario, seguir centrados en debates yermos puntuales, separándonos entre nosotros, con posicionamientos extremistas alejados del compañerismo. Respaldados, en algunas ocasiones, en el “si no lo cojo yo, lo coge otro”, sin, afortunadamente, faltar el alimento en pleno S. XXI, o creyendo que somos los mejores deportistas para justificar grandes perchas. Imperdonables argumentos, muy parecidos al que hizo el Presidente de la Federación Canaria de Caza en el reciente Consejo Regional de Caza del pasado día 13 de junio ante más de 20 políticos, técnicos, ecologistas, agricultores y SEPRONA: “ cuando los miran, los cazadores son muy buenos, pero cuando no los miran ...” Que cada uno saque sus conclusiones.

De otra parte, no nos olvidemos, que tirar del gatillo de forma deshonrosa hacia la pieza, llevar perros de más, rebasar los cupos de capturas, meter el hurón en la morada sin el apunte del perro, y otros hechos punibles o poco éticos, además de ser sancionables o reprochables, dicen poco del que los pone en práctica. Debiendo ser estas malas artes reprendidas por el resto de compañeros y del colectivo.

Por todo ello, en mi opinión, luchemos por conseguir grandes densidades de especies corrigiendo esos factores que a todos nos afectan. Para que con esas abundancias, cada uno disfrute de la cacería en la modalidad que desee, con la raza de perro que más le guste y en periodos homogéneos que no afecten al recurso. En equilibrio con la naturaleza, ayudándola cuando lo necesita, yendo más allá en beneficio de la cacería en el puro cumplimiento de las normas, y en armonía con otros compañeros que tal vez no tengan la oportunidad de poder ejercitar nuestra modalidad, aunque quisieran.


Víctor Rafael Mascarell Mascarell 

Presidente de la Asociación de Entidades de Caza de la Comunidad Valenciana (ADECACOVA), y miembro de la Junta Directiva de la Unión Nacional de Asociaciones de Caza (UNAC). Real de Gandía (Valencia), 6 de abril del 2012. 



17.000 accidentes por animales en las carreteras Españolas y 426 en la Comunidad Valenciana en el 2011: éste es el balance que acaba de publicar la Dirección General de Tráfico (DGT) en su revista oficial del mes de abril, con los datos recabados de todas las Comunidades Autónomas. De los 17.000 accidentes de tráfico producidos por la invasión de animales en las carreteras españolas, en más de 650 se registraron víctimas, con 10 personas fallecidas y 84 resultaron heridas graves el año pasado en España, según los datos de la DGT. 



En la Comunidad Valenciana la fauna en las carreteras ha provocado 426 colisiones en el año 2011, de los cuales 54 accidentes fueron con víctimas y 2 con muerte. Según el estudio, el perro es la especie animal que más accidentes ha provocado en las carreteras valencianas, con 270 siniestros, seguido del jabalí con 156 accidentes, según la publicación que se realiza en la Revista Tráfico y Seguridad Vial nº 213 del mes de abril, de la Dirección General de Tráfico (DGT), con el título: “ANIMALADAS EN EL ASFALTO”, de Mercedes López. 





En cuanto a las razones de dicha siniestralidad con animales se cita en dicha publicación: «Las razones están muy claras para Gonzalo León, jefe provincial de Tráfico: “fragmentación de los hábitats naturales de los animales, el abandono del medio rural, junto con el crecimiento de las poblaciones de determinadas especies”. Este es el caso de los jabalíes, uno de los animales cuya cabaña ha registrado un mayor crecimiento en los últimos años. Víctor Mascarell, presidente de la Asociación de Entidades de Caza de la Comunidad Valenciana, explica el porqué: “no tiene enemigos naturales como depredadores, y la abundancia de la maleza en los montes y el abandono de las zonas rurales ha hecho que hayan proliferado en demasía”.» 


Considero que sería importante que éste tema se tratara con el rigor que se merece, y la importancia que tiene, tanto a nivel Autonómico como Estatal. El pensar que en España se produjeron 17.000 siniestros por irrupción de animales en nuestras carreteras en el año 2011 es preocupante, además de las terribles consecuencias producidas a las víctimas; por ello se debería de buscar los mecanismos, acciones, legislaciones y actividades necesarias, para que la construcción de las futuras carreteras, a todos los niveles, tendieran a reducir en lo posible los accidentes por la irrupción de animales en dichas vías (los animales no entienden de carreteras ni de vehículos); y además favorecieran los movimientos de nuestra fauna silvestre que constituye nuestro patrimonio natural, la cual ha sufrido una fragmentación de sus hábitats y un deterioro de su biodiversidad, con el objetivo de que no se impidieran los procesos migratorios naturales consecuencia de esta red de carreteras construidas. 


Asimismo, se debería de actualizar la legislación en cuanto a quien debe y es responsable de dichos daños, o tal vez se debería de considerar como un siniestro extraordinario, o si por el contrario, como ya propuso la Unión Nacional de Asociaciones de Caza (UNAC) con su Propuesta SPEFS (Siniestros Provocados por Especies de Fauna Silvestre), se debería de establecer un fondo, un pago fraccionado entre todos, y un organismo público que lo gestionara y las herramientas y mecanismos legislativos necesarios para hacer frente a este problema de los siniestros de los animales, consecuencia del progreso que el hombre ha realizado en su entorno natural. 

Los cazadores de UNITEGA

La problemática que generan los daños del jabalí en Galicia es una noticia que aparece en los medios de comunicación a diario. Las protestas de los agricultores, canalizadas a través de un sindicato agrario en concreto, son el reflejo de un problema social al que los cazadores no pueden ser ajenos. Es por eso que en los últimos años nuestro colectivo se ha preocupado de trasmitir a toda la sociedad aquello de que “los cazadores son una parte de la solución del problema” y que decía con acierto un exdirigente federativo, al que muchos de los suyos empezaron a echar de menos desde el mismo día en que dejó su sillón presidencial.

En febrero del año 2011 la Xunta elaboró el “Estudio de los daños producidos por el jabalí” y que incluía un Plano en el que se catalogaba a los municipios en varios niveles de incidencia, y en base a ellos, se marcaban estrategias de actuación, que básicamente, consistían en aplicar el procedimiento de respuesta rápida ante la aparición de los daños, mediante la simplificación de trámites y plazos para realizar ganchos en las zonas afectadas. UNITEGA criticó en su día la forma en que se elaboró dicho plano, así como que se hiciera sin tener en cuenta la opinión de los 405 Tecores de Galicia.


Dicho plan se puso en funcionamiento de forma inmediata y los cazadores gallegos pasaron de ir al campo a cazar por diversión a cazar por obligación, un importante matiz que algunos empezaron a pasar por alto con una ligereza preocupante. A nadie ajeno a al mundo de la caza le parecía importar entonces que metiéramos los perros en el monte con un sol de justicia y un matorral recio por la sequía, ni siquiera a aquellos que debido a su profesión, cuentan con formación en bienestar de los animales.

Y de los cazadores que cambiaron la playa para pasar a arrastrarse en pleno verano por el monte con gafas de sol, chalecos reflectantes y abundante crema solar, ¿que vamos a contar? pues a juicio de muchos se les estaba facilitando más días de caza y al margen de planes de aprovechamiento con sus engorrosos cupos ¿o no es eso lo que queremos todos los cazadores gallegos?. Los “precintos rojos” empezaron a quemar en las manos de la Administración, que se apresuraba a autorizar ganchos con una celeridad encomiable y que todos los cazadores desearíamos para otros trámites que sufrimos con una paciencia que no tenía ni el mismísimo Gandi.

Año 2011 ¿El comienzo del camino sin retorno?
En el año 2011 la caza social en Galicia dio un giro de 360 grados y se encauzó por un camino de dirección única que parece no tener vuelta atrás. Pero tras unos meses de euforia originada por la puesta en funcionamiento del famoso Plan, hemos pasado de nuevo a ver noticias todos los días que hablan de daños y más daños. Pero lo más grave de todos es el nuevo concepto que aparece en esas noticias y que no es otro que el de “plaga”.

Esta palabra tiene unas connotaciones que nunca pueden ser buenas, por lo que ya va siendo hora de que nos demos cuenta del lío en que estamos metidos. El colectivo de cazadores lleva recibiendo lecciones desde hace muchos años para volvernos “civilizados” y entender que nuestra actividad ancestral debe estar sujeta a los criterios de sostenibilidad y de conservación del medio natural. Pero tanta formación e información ha ido calándonos poco a poco hasta muy dentro, lo cual a estas alturas puede que resulte un serio problema para la sociedad que nos rodea y que empieza a pensar que “Bambi” ha crecido más de la cuenta y que cualquier día de éstos les puede armar un estropicio en el coche y fastidiarles las vacaciones.

Por fin nos hemos dado cuenta de que nuestros Tecores cuentan con planes de ordenación de recursos naturales (de las especies de caza), que hacemos mejoras sobre los hábitats naturales (siembras y desbroces) y que, de no ser porque la mayoría de las sociedades de cazadores son clubes deportivos y no asociaciones, podríamos ser la mayor “red de entidades de custodia” del territorio español, puesto que encajamos perfectamente en ese nuevo concepto de protección medioambiental. Cosa que, curiosamente, no les sucede a las asociaciones ecologistas, que están “sudando la gota gorda” para convencer a cualquier propietario de terrenos que se le ponga por delante para que les firme un acuerdo de custodia que les sirva para montarse un “cortijillo” en el que reinar con dinero preferentemente público; aunque ahora parece que han encontrado un filón en el “Banco de terras de Galicia” para crear su base territorial.

Estamos acostumbrados a que en las mesas de nuestros comités de caza se sienten un nutrido número de funcionarios que representan al mundo de la cultura, la ganadería, la agricultura, el deporte e incluso del turismo. Y que podemos decir de los representantes de las universidades y de los grupos ecologistas, cuya única preocupación es dar cada año una vuelta de tuerca más a las órdenes de vedas. ¿Dónde están ahora todos ellos? ¿Cuál es su opinión ante este nuevo reto de plantear que el jabalí sea considerado una plaga en Galicia? Ni están ni aparecerán, eso lo tenemos muy claro.

La situación que estamos viviendo es solo una consecuencia de una hoja de ruta equivocada que debemos rehacer de nuevo antes de que todo ésto se nos vaya de las manos, y más aún cuando tenemos delante el reto de elaborar una nueva Ley de Caza en Galicia que, como no podía ser de otra forma, ya busca otra solución distinta a este grave problema. ¿Y cual es esa solución? Pues crear un nuevo concepto con un título rimbombante: “Fondo de corresponsabilidad”.

Este nuevo “experimento con gaseosa” que vamos a sufrir todos los cazadores gallegos si no somos capaces de pararlo a tiempo, implicará el incremento de las licencias de caza que pagamos para cazar y, lo más grave de todo, seguir asumiendo durante los próximos años sobre nuestro hombros la responsabilidad de los daños que producen las especies cinegéticas sobre la agricultura. Curiosamente el problema de los accidentes de tráfico quedará fuera de este fondo de corresponsabilidad, a pesar de lo que algunos vendedores de humo están contando lo contrario a los Presidentes de los Tecores de Galicia. Porque lo que está sucediendo en este preciso momento con las reclamaciones para que se califique como plaga al jabalí, es solo un aviso de lo que pasará trascurridos unos años desde que se ponga en marcha el “fondo de corresponsabilidad”. ¿O es que estamos tan ciegos, que no lo vemos venir?

Pagar más por cazar, pero cazando por obligación

A partir del año 2012 la caza en Galicia no solo será una obligación sino que además deberemos pagar más por cazar ¿Alguien lo puede entender? La caza social tiene sus días contados y así lo estamos constando día tras día. Nuestras Sociedades de Cazadores ven como no hay relevo generacional, como la crisis está provocando numerosas bajas entre los cazadores que tienen otras prioridades a la hora de planificar lo que hacen con sus mermados sueldos y subsidios, cuando los hay. Las pólizas de los seguros no paran de subir, los trámites administrativos se complican día tras día, los microchips, los pasaportes de los perros y ahora lo que nos faltaba: Cazar porque te obligan a ello.

La gestión de las poblaciones de jabalí en Galicia es un reto tan importante como lo puede ser la gestión de la más importante de las especies protegidas, por lo que no se entiende que la Administración se quiera quitar este muerto de encima y que algunos sindicalistas agrarios sensacionalistas nos quieran utilizar como matarifes de la forma que lo están haciendo. Es el momento de sentarse en una mesa, con expertos de verdad en la gestión de la fauna silvestre, para desarrollar un plan de verdad (y no un ridículo powerpoint) que contemple un conjunto de medias conexas entre sí que pueda dar respuesta a esta problemática. El guante está lanzado, porque es la única alternativa para que la caza social en Galicia, tal y como la conocemos, perdure en el tiempo.



Los cazadores de Unitega


La aparición del nuevo borrador para la modificación de la Ley del Deporte de Galicia supone, una vez más, la apertura de una época de turbulencias para las sociedades deportivas de caza. Turbulencias provocadas por la dificultad de encajar una actividad ancestral y recreativa, como dice la Comisión europea, como la caza, al maravilloso mundo de la competición, y la práctica deportiva tan alejada de la realidad de la caza social gallega. Sencillamente porque la Ley del Deporte no esta hecha para la Caza, y su mundo.
Son muchos los cazadores y colectivos que defienden la total desvinculación de la caza del mundo del deporte, respetando la realización de competiciones por parte de aquellos cazadores que quieran desarrollar esa faceta exclusivamente deportiva como un complemento de la caza ancestral y recreativa. Pero lo que carece de lógica alguna es que se pase al extremo de pretender quitar la identidad natural de la caza y convertirla al cien por cien en una actividad deportiva para pasar después a incluirla dentro de la legislación del medio ambiente, de los aprovechamientos de los montes o de la protección de la naturaleza; lugares todos ellos donde encaja como un guante el mundo de la caza social de Galicia sin mayores problemas, porque en realidad forma parte de todos ellos. ¿Pero alguien se ha preguntado el alcance real que tiene para la caza y los cazadores su inclusión total en el mundo del deporte? 

No tenemos más que comenzar a leer el preámbulo del borrador de la nueva Ley del Deporte de Galicia para entender que la legislación de rango superior a ésta ya contempla una serie de aspectos cuanto menos inquietantes para los cazadores que se creen totalmente deportistas, y así podemos comprobar que en el Artículo 148 de la Constitución Española se recogen las competencias delegables a las Comunidades Autónomas y dentro de las cuales la caza figura en el apartado 11, mientras que en el apartado 19 lo hace el deporte. Otro tanto sucede en la asunción de las citadas competencias en el Estatuto de Autonomía de Galiciadonde las competencias en materia de caza se asumen en el artículo 27.15,  mientras que las competencias del deporte se recogen en el artículo 27.22.

Pero a medida que uno va profundizando en el texto del borrador de la nueva Ley del Deporte de Galicia, empieza a tener la sensación de que no va a ser nada fácil acomodar en su seno el mundo de la caza social de Galicia. Si partimos de la base de que el 90% de los socios de un Tecor no suelen competir ni tienen intención de hacerlo en la vida, ¿tiene sentido incluir a todos ellos dentro de la Ley del Deporte? ¿No resultará más fácil y sensato desarrollar una sección deportiva dentro de las Sociedades de Cazadores que den cabida a ese 10% de cazadores deportistas?

Empezando con el análisis pormenorizado del citado borrador, encontramos que en el Artículo 10 se aclara la distinción entre una "actividad deportiva" y una "actividad física":

Artículo 10. Actividad deportiva y actividad física.
1. A los  efectos de la presente Ley, se entenderá por actividad deportiva el ejercicio físico reglado cuyo principal objetivo sea la consecución de un resultado deportivo en competiciones  desarrolladas en el ámbito federativo o en las competiciones reconocidas por la Administración deportiva autonómica. Se distinguirá entre la modalidad deportiva y especialidad deportiva en función de las características, organización y práctica de cada actividad, así como de su organización federativa.
2. Se entenderá por actividad física el ejercicio físico desarrollado con una técnica deportiva, cuyo principal objetivo es la mejora de la condición física y/o la ocupación activa del tiempo libre.

Mientras que la vigente Ley de Caza de Galicia define la acción de cazar de forma bien distinta:

Artículo 2. Acción de cazar.
Se considera acción de cazar la actividad ejercida por las personas, mediante el uso de armas, artes u otros medios autorizados, para buscar, atraer, perseguir o acosar a los animales que se declaren como piezas de caza, a fin de cobrarlos, apropiarse de ellos o facilitar su captura por un tercero.

Pero veamos a continuación lo que dice el borrador en referencia a las entidades deportivas, dentro de las cuales estarán las sociedades deportivas de caza que hubieran decidido en su día crearse al amparo de las Leyes del Deporte:

CAPÍTULO II
Entidades deportivas
Sección 1.ª Disposiciones comunes
Artículo 40. Concepto.
1. Son entidades deportivas las constituidas, conforme a sus disposiciones especificas, por personas físicas o jurídicas, con responsabilidad jurídica propia y capacidad de obrar, con domicilio en la Comunidad Autónoma de Galicia, que tengan por objeto primordial el fomento, el desarrollo y la práctica  continuada de una o varias modalidades deportivas, así como la participación en actividades y competiciones deportivas cualquiera que sea su nivel o destinatario.

Se han preguntado ustedes alguna vez, por ejemplo ¿si un rececho, un aguardo, un gancho o una montería son una modalidad deportiva? ¿Cabe en la cabeza de cualquier cazador gallego la posibilidad de que alguien organice un campeonato de estas modalidades de caza?

En lo que se refiere a la cuestión económica, también resulta chocante que la mayoría de los gastos comunes de una Sociedad de caza estén dedicados a la gestión de la caza (de la conservación de especies silvestres, mejora de hábitats, vigilancia, control de depredadores, etc.), mientras que en sus fines estatutarios figure el fomento de la realización de campeonatos como "fin esencial", tal y como se puede ver en el Artículo 44 del borrador:

Artículo 44. Destino de los recursos económicos y reglas económicas esenciales.
1. Las entidades deportivas de Galicia tienen como función esencial la práctica deportiva. De acuerdo con lo anterior aplicarán sus recursos al cumplimiento de sus fines estatutarios, de acuerdo con lo establecido en sus estatutos y, esencialmente, al fomento de las manifestaciones de carácter físico-deportivo y a la organización de actividades o competiciones deportivas dirigidas al público en general.

En la práctica, ¿Cuantas de estas sociedades deportivas (clubes deportivos de caza) han organizado o desarrollado competiciones en sus terrenos cinegéticos desde que se crearon?

La realidad es que la actividad que desarrollan esas Sociedades de Cazadores  para la gestión de sus Tecores Societarios de Caza se planifican quinquenalmente conforme a un documento técnico de ordenación de los recursos naturales (Plan de Ordenación Cinegética) y se desarrolla cada temporada de caza mediante un Plan Anual de Aprovechamiento Cinegético (Cupos de capturas, mejoras a realizar, etc...) y no conforme a un calendario de competiciones.

Si pagamos a medio ambiente y nos regula medio ambiente, no tiene ningún sentido pertenecer a deportes.

Pero más curioso resulta aún, ver como la propia Ley de Caza de Galicia regula la figura de "los terrenos cinegético-deportivos" en su Artículo 20, de la siguiente manera siguiente: 

Artículo 20.   Terrenos cinegético-deportivos (LCG)

1. Tendrán la condición de terrenos cinegético deportivos aquellas áreas del territorio en que pueda practicarse la caza de conformidad con la legislación específica que regule las prácticas deportivas.

2. Las sociedades, asociaciones o federaciones de cazadores constituidas al amparo de la legislación del deporte podrán solicitar la declaración de terreno cinegético-deportivo, para practicar en el mismo la caza con un exclusivo carácter deportivo, exento de cualquier ánimo de lucro. En ningún caso la actividad o sus resultados podrán ser objeto de venta o comercialización.

¿Cuantos "terrenos cinegéticos deportivos" existen en Galicia? Probablemente ninguno, ¿Cuál es el motivo de que ninguna Sociedad de Cazadores optara por ésta figura para practicar la caza? En realidad, y partiendo de que asumiéramos al ciento por ciento que la caza y todo lo que tiene que ver con ellas es puro deporte ¿Tiene sentido que existan los Tecores, o todos ellos deberían transformarse de oficio en "terrenos cinegético-deportivos"?

Puede resultar curioso que si pretendemos poner en los estatutos de club "defender el medio ambiente" por ejemplo, le digan a esa sociedad desde el registro deportivo que esa defensa no es una modalidad deportiva y que por lo tanto no se te puede registrar en deportes; obligándola a modificar ese apartado. Sin embargo la Ley de Caza de Galicia tiene como finalidad:

Artículo 1. Objeto de la Ley.
La presente Ley tiene por objeto regular el ejercicio de la caza en la Comunidad Autónoma de Galicia, así como el fomento, protección, conservación y ordenado aprovechamiento de las especies cinegéticas.
El fomento, protección, conservación y ordenado aprovechamiento de las especies cinegéticas, no se puede realizar jamás desde las modalidades deportivas de un club. Porque la finalidad de un club es la acción de las especialidades deportivas, la acción deportiva de cazar. No como las sociedades de cazadores que son la defensa de la caza, medio ambiente, los cazadores y la gestión del territorio, entre otras, cuando son registradas por el registro general de asociaciones.

En lo que se refiere a los espacios físicos donde se practica la caza (Tecores),  también existen aspectos difíciles de asumir del borrador de la Ley del Deporte de Galicia:

Articulo 74. Definición de instalación deportiva.

1. Se considera instalación deportiva convencional cualquier espacio abierto o cerrado, infraestructura o inmueble proyectado o adaptado específicamente para la práctica del deporte, que esté dotado de las condiciones aptas para el ejercicio  de cualquiera de sus modalidades o especialidades.

2. Se consideran espacios deportivos no convencionales aquellos en que se desarrollen actividades deportivas y que se adaptan a las características del entorno, natural o urbano.

3. A efectos de la presente ley, las instalaciones deportivas se clasificarán en instalaciones de uso público y privado. Tienen la consideración de instalación de uso público aquellas abiertas al público en general, con independencia de su titularidad o de la exigencia de contraprestación por su utilización.

Es conocido por todos la lucha que por parte del mundo del deporte se esta planteando contra el dopaje, por lo que las leyes que lo regulan cada vez son más restrictivas en ese sentido. Si la caza entra a formar parte en su totalidad del deporte, por lógica, también está obligada a asumir esa lucha contra el mundo del dopaje, por lo que debemos leer con atención lo que el borrador dice al respecto para hacernos una idea de lo que deberán hacer los cazadores con licencia federativa.

Artículo 128. De la obligación de someterse a controles de dopaje.

1. Todos/as los/as deportistas con licencia autonómica para participar en una competición oficial tendrán la obligación de someterse, en competición y fuera de competición, a los controles que determine la Comisión Gallega de Prevención y Represión del Dopaje.

2. Los controles fuera de competición podrán realizarse por sorpresa o luego de citación. En el primer supuesto, la obligación a que se refiere el artículo alcanza al sometimiento a ellos y, en el segundo,  a la obligación de comparecer y al sometimiento a los mismos.

Con respecto a la organización de campeonatos y competiciones en los Tecores, el borrador dice lo siguiente:

Artículo 113. Infracciones muy graves.

b) La introducción en las instalaciones en que se realicen competiciones o actividades deportivas de toda clase de substancias estupefacientes o psicotrópicas, o de bebidas alcohólicas, así como de cualquier otra sustancia prohibida por ley.
….
i) El incumplimiento de la propia normativa en relación con la admisión y práctica de la actividad deportiva cuando dicho incumplimiento responda a criterios discriminatorios por razón de sexo, religión, raza o cualquier otro que afecte al régimen de acceso igual a la actividad deportiva.

A la vista de lo que dice el apartado i) del Artículo 13, una buena parte de los Estatutos de los Clubes de Cazadores deberán ser revisados en el futuro, puesto que la admisión de socios se viene siguiendo unos criterios que limitan el acceso de los mismos a la Entidad (ser propietario de terrenos, ser vecino de aldeas del Tecor, etc...)

En este breve análisis se ha podido comprobar que resulta muy difícil asumir por parte de los cazadores y de las Sociedades en las que están agrupados, la mayoría de los planteamientos del borrador de la nueva Ley del Deporte de Galicia y eso debe servir para que todos reflexionemos si cada vez que decimos con ligereza "que la caza es un deporte" o justificamos nuestra afición ante la sociedad diciendo que "los cazadores somos practicantes de un deporte", estamos haciendo lo correcto o nos estamos metiendo en un callejón sin salida, sin necesidad de ello, cando la realidad es que la caza es un elemento de conservación desde tiempos inmemorables.


Si la caza social en Galicia ya cuenta con sus propias Leyes de Caza, cada cazador puede cazar pagando una licencia de caza, y las Sociedades de Cazadores pueden desarrollar su actividad dentro de la Legislación de Asociaciones o crearla dentro de la Ley de Caza a su imagen y semejanza ¿Qué necesidad tenemos entonces de meternos en este mundo del deporte, que no está hecho para nosotros, los cazadores?¿no sería más importante ( y bueno para la Caza exigir lo que los cazadores y sus sociedades se merecen, su propio mundo y su propia organización?


Hablando con varios cazadores que saben de qué va el tema, y antes de que se inicien las famosas reuniones de las sociedades de cazadores (asociadas a la Federación) hemos acabado siempre mencionando lo mismo, la licencia federativa. Bien es cierto que el cazador, en la isla de Tenerife, es la ovejita, que todo presidente y adjuntos de una federación quisiera tener. ¿Porqué? se preguntaran ustedes, pues porque en Tenerife a diferencia de otras islas, somos los que más pagamos la llamada licencia única. El dato está en que el año pasado en Tenerife se sacaron 7.330 licencias federativas, mientras que en Gran Canaria sólo se sacaron 1.999. El caso es que aquí por desinformación digamos malintencionada, el cazador es vulnerable a todo cuanto diga la Federación y el Cabildo, y por lo tanto hacemos sin protestar en ningún momento lo que se nos diga.

Hay menos licencias federativas allí que aquí porque el cazador de Gran Canaria, por ejemplo, no paga el seguro federado; ya que existen seguros que cubren los mismos daños y por menos dinero. La licencia les sale más barata, y en su caso se ahorrarían algo de dinero, ya que no todos asistimos a competiciones. Dónde está entonces la trampa, pues está en que nuestra federación llama al documento como único, donde el cazador cae, y piensa que es la única forma de sacar su licencia. En otras palabras, que hay que sacarla así porque sí. Y no dicen que el cazador puede sacar su seguro individual, que cubre los mismos daños que el llamado MUTUASPORT. Claro, quien iba a decir esto al cazador, esto no interesa. No interesa porque luego no se pueden cubrir los campeonatos de caza, y porque la Federación (sin ánimo de lucro) no tendría con que pagar todos sus gastos; como me dijo el amigo de la Federación, que hasta los competidores tienen que pagarse sus viajes (¿querrá que se los paguemos también?). Tampoco he mencionado el escandalo del campeonato de caza porque da hasta vergüenza.

Y aquí viene lo realmente sangrante, algo que se escapa al cazador de a pie, pero que desde aquí queremos informar. Hace poco la ACEC (Asociación Canaria de Entidades de Caza) presentó un recurso, por el que se pedía que no se discriminara al cazador no federado, puesto que la caza no es un deporte, y por lo tanto debe ser reconocido así. Bueno, la Federación desestimó dicho recurso, puesto que la caza si está contemplada como deporte por la Ley vigente de Caza, y aludiendo a que la ACEC quiere implantar su política en todas las islas. En definitiva que hay que estar federado para que la ley te ampare totalmente. Yo diría que como la ACEC les está plantando cara, pues los muchachos se han molestado profundamente, y no quieren que los cazadores les controlen.

La verdad y sólo la verdad es que el cazador se está dando cuenta de que esto de la tarjeta federada es un cuento que cada año saldrá más caro, y es que a menos cazadores más alto es el precio a pagar. Acaso un cazador sale al campo a competir, a quedar primero en la lista de los que más cogen. Entonces porque tenemos que pagar por algo a lo que ellos llaman deporte, porque no reconocen a la caza como órgano independiente y como actividad cinegética, no deporte. Creen ustedes que el que caza en un coto, el que caza en la cumbre, le importa que suban las tasas. Es hora de que llamemos a las cosas por su nombre, y sé que aún no se ha celebrado las reuniones, pero mucho temo que la licencia para el año que viene saldrá más cara (se dice entre 15 y 12 euros).

Y es que la caza ya no nos pertenece, los hilos los manejan unos pocos, que se hacen llamar cazadores, pero luego se reúnen a escondidas, a deliberar el orden de veda a su libre disposición. Lo más triste es que esto no ocurriría si las Sociedades se pusieran en su lugar, pero me temo que los cazadores ya pintamos poco. Pero no se preocupen, este año si nos dirán que se cierra de escopeta para el conejo. Saludos

 

Unión Nacional de Asociaciones de Caza (UNAC) [email protected]

Inscrita en el Registro Nacional de Asociaciones con el número: 586707

Código de Identificación Fiscal (C.I.F.): G-97716351

Dirección de correos: Apartado Postal 140 AP, 41940 Tomares (Sevilla).

© UNAC 2008 - 2024

Hosted by Synergy Online Technologies