La caza supone en algunas ocasiones un esfuerzo físico importante, pero no toda actividad humana que conlleve actividad física es un deporte. Deporte, según la R. A. E. es una actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a unas normas. La caza natural no es ni un juego ni una competición. ¿Toda actividad física es deporte? Rotundamente ¡ NO ¡. No es deporte la recolección de caracoles, setas o frutos silvestres, ni la horticultura, ni la agricultura, ni la jardinería, ni la fotografía de la naturaleza o la caza fotográfica, ni lavar el coche, ni el bricolaje, ni las tareas domésticas, etc. aunque sean actividades que en ocasiones necesiten un notable esfuerzo físico. Una persona que corte árboles o recoja leña para su hogar o por negocio NO practica un deporte, pero si participa en una competición de aizkolaris (cortando árboles), entonces, SI.
La caza se convierte en deporte cuando se practica de forma competitiva, lo cual con los actuales planteamientos y reglamentos conlleva aspectos muy discutibles, incluso en algunos casos negativos para la caza y su imagen pública. Más importante que cazar mucho es hacerlo bien. ¿Quién es el mejor cazador? ¿El que más animales caza en menos tiempo? Este será el campeón de la competición pero no tiene por que ser el mejor cazador. Creo que hay otros muchos aspectos que se deberían tener en cuenta a la hora de valorar a un cazador, no solo su capacidad física o sus habilidades en el disparo. El respeto por el medio natural y los animales cazados, el cumplimiento estricto de las normas de seguridad, el compañerismo con los demás cazadores y el respeto de sus territorios de caza o cotos, el respeto para con todas las personas que usan y disfrutan de la naturaleza, la buena conducta con nuestros fieles ayudantes los perros, la colaboración en la gestión del medio ambiente, el cumplimiento de las normas, cupos y leyes de caza, etc. deberían también ser valorados a la hora de proclamar a alguien como “CAMPEÓN DE CAZA…… “.
Actualmente la caza no pasa por sus mejores momentos. Los cambios y evolución en los usos y técnicas agrícolas, ganaderas y forestales con los cambios en el hábitat y el uso, en ocasiones abuso, de productos fitosanitarios en busca tan solo de una mayor producción sin considerar el daño que pueden causar a la naturaleza. El desarrollo urbano e industrial, la proliferación necesaria de grandes infraestructuras, vías de comunicación, canales etc. suponen la invasión y parcelación de territorios que hasta hace poco eran rurales y abiertos. Nuestra incapacidad para explicar a una sociedad, cada vez más urbanita, alejada y desconocedora de la realidad de la naturaleza, la gran importancia que tiene una caza bien practicada para la correcta gestión del medio natural. La mercantilización, excesiva en algunos casos, de la explotación de la caza. La división existente entre los cazadores en busca, en ocasiones, de un protagonismo y beneficio económico propio en vez de formar un frente común en defensa de nuestra actividad y del medio natural.
En el mundo de la caza cabemos todos. Los que defendemos y practicamos una caza social, natural, sostenible y respetuosa con el medio ambiente, los que de forma legal viven y obtienen beneficios económicos de la caza y aquellos que por su espíritu deportivo practican u organizan la caza de competición, con la condición de que sean respetuosos con la naturaleza. Todos juntos debemos luchar y plantear un frente común, respetándonos entre nosotros, sin intentos de monopolización, pues cada uno tenemos nuestro ámbito de competencias y actuaciones, en defensa de una actividad que brota desde lo más hondo de nuestra naturaleza humana y que es imprescindible para una correcta y respetuosa gestión del medio natural.