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El reto de la caza social en Galicia

martes, 10 de enero de 2012

  

Los cazadores de UNITEGA

La problemática que generan los daños del jabalí en Galicia es una noticia que aparece en los medios de comunicación a diario. Las protestas de los agricultores, canalizadas a través de un sindicato agrario en concreto, son el reflejo de un problema social al que los cazadores no pueden ser ajenos. Es por eso que en los últimos años nuestro colectivo se ha preocupado de trasmitir a toda la sociedad aquello de que “los cazadores son una parte de la solución del problema” y que decía con acierto un exdirigente federativo, al que muchos de los suyos empezaron a echar de menos desde el mismo día en que dejó su sillón presidencial.

En febrero del año 2011 la Xunta elaboró el “Estudio de los daños producidos por el jabalí” y que incluía un Plano en el que se catalogaba a los municipios en varios niveles de incidencia, y en base a ellos, se marcaban estrategias de actuación, que básicamente, consistían en aplicar el procedimiento de respuesta rápida ante la aparición de los daños, mediante la simplificación de trámites y plazos para realizar ganchos en las zonas afectadas. UNITEGA criticó en su día la forma en que se elaboró dicho plano, así como que se hiciera sin tener en cuenta la opinión de los 405 Tecores de Galicia.


Dicho plan se puso en funcionamiento de forma inmediata y los cazadores gallegos pasaron de ir al campo a cazar por diversión a cazar por obligación, un importante matiz que algunos empezaron a pasar por alto con una ligereza preocupante. A nadie ajeno a al mundo de la caza le parecía importar entonces que metiéramos los perros en el monte con un sol de justicia y un matorral recio por la sequía, ni siquiera a aquellos que debido a su profesión, cuentan con formación en bienestar de los animales.

Y de los cazadores que cambiaron la playa para pasar a arrastrarse en pleno verano por el monte con gafas de sol, chalecos reflectantes y abundante crema solar, ¿que vamos a contar? pues a juicio de muchos se les estaba facilitando más días de caza y al margen de planes de aprovechamiento con sus engorrosos cupos ¿o no es eso lo que queremos todos los cazadores gallegos?. Los “precintos rojos” empezaron a quemar en las manos de la Administración, que se apresuraba a autorizar ganchos con una celeridad encomiable y que todos los cazadores desearíamos para otros trámites que sufrimos con una paciencia que no tenía ni el mismísimo Gandi.

Año 2011 ¿El comienzo del camino sin retorno?
En el año 2011 la caza social en Galicia dio un giro de 360 grados y se encauzó por un camino de dirección única que parece no tener vuelta atrás. Pero tras unos meses de euforia originada por la puesta en funcionamiento del famoso Plan, hemos pasado de nuevo a ver noticias todos los días que hablan de daños y más daños. Pero lo más grave de todos es el nuevo concepto que aparece en esas noticias y que no es otro que el de “plaga”.

Esta palabra tiene unas connotaciones que nunca pueden ser buenas, por lo que ya va siendo hora de que nos demos cuenta del lío en que estamos metidos. El colectivo de cazadores lleva recibiendo lecciones desde hace muchos años para volvernos “civilizados” y entender que nuestra actividad ancestral debe estar sujeta a los criterios de sostenibilidad y de conservación del medio natural. Pero tanta formación e información ha ido calándonos poco a poco hasta muy dentro, lo cual a estas alturas puede que resulte un serio problema para la sociedad que nos rodea y que empieza a pensar que “Bambi” ha crecido más de la cuenta y que cualquier día de éstos les puede armar un estropicio en el coche y fastidiarles las vacaciones.

Por fin nos hemos dado cuenta de que nuestros Tecores cuentan con planes de ordenación de recursos naturales (de las especies de caza), que hacemos mejoras sobre los hábitats naturales (siembras y desbroces) y que, de no ser porque la mayoría de las sociedades de cazadores son clubes deportivos y no asociaciones, podríamos ser la mayor “red de entidades de custodia” del territorio español, puesto que encajamos perfectamente en ese nuevo concepto de protección medioambiental. Cosa que, curiosamente, no les sucede a las asociaciones ecologistas, que están “sudando la gota gorda” para convencer a cualquier propietario de terrenos que se le ponga por delante para que les firme un acuerdo de custodia que les sirva para montarse un “cortijillo” en el que reinar con dinero preferentemente público; aunque ahora parece que han encontrado un filón en el “Banco de terras de Galicia” para crear su base territorial.

Estamos acostumbrados a que en las mesas de nuestros comités de caza se sienten un nutrido número de funcionarios que representan al mundo de la cultura, la ganadería, la agricultura, el deporte e incluso del turismo. Y que podemos decir de los representantes de las universidades y de los grupos ecologistas, cuya única preocupación es dar cada año una vuelta de tuerca más a las órdenes de vedas. ¿Dónde están ahora todos ellos? ¿Cuál es su opinión ante este nuevo reto de plantear que el jabalí sea considerado una plaga en Galicia? Ni están ni aparecerán, eso lo tenemos muy claro.

La situación que estamos viviendo es solo una consecuencia de una hoja de ruta equivocada que debemos rehacer de nuevo antes de que todo ésto se nos vaya de las manos, y más aún cuando tenemos delante el reto de elaborar una nueva Ley de Caza en Galicia que, como no podía ser de otra forma, ya busca otra solución distinta a este grave problema. ¿Y cual es esa solución? Pues crear un nuevo concepto con un título rimbombante: “Fondo de corresponsabilidad”.

Este nuevo “experimento con gaseosa” que vamos a sufrir todos los cazadores gallegos si no somos capaces de pararlo a tiempo, implicará el incremento de las licencias de caza que pagamos para cazar y, lo más grave de todo, seguir asumiendo durante los próximos años sobre nuestro hombros la responsabilidad de los daños que producen las especies cinegéticas sobre la agricultura. Curiosamente el problema de los accidentes de tráfico quedará fuera de este fondo de corresponsabilidad, a pesar de lo que algunos vendedores de humo están contando lo contrario a los Presidentes de los Tecores de Galicia. Porque lo que está sucediendo en este preciso momento con las reclamaciones para que se califique como plaga al jabalí, es solo un aviso de lo que pasará trascurridos unos años desde que se ponga en marcha el “fondo de corresponsabilidad”. ¿O es que estamos tan ciegos, que no lo vemos venir?

Pagar más por cazar, pero cazando por obligación

A partir del año 2012 la caza en Galicia no solo será una obligación sino que además deberemos pagar más por cazar ¿Alguien lo puede entender? La caza social tiene sus días contados y así lo estamos constando día tras día. Nuestras Sociedades de Cazadores ven como no hay relevo generacional, como la crisis está provocando numerosas bajas entre los cazadores que tienen otras prioridades a la hora de planificar lo que hacen con sus mermados sueldos y subsidios, cuando los hay. Las pólizas de los seguros no paran de subir, los trámites administrativos se complican día tras día, los microchips, los pasaportes de los perros y ahora lo que nos faltaba: Cazar porque te obligan a ello.

La gestión de las poblaciones de jabalí en Galicia es un reto tan importante como lo puede ser la gestión de la más importante de las especies protegidas, por lo que no se entiende que la Administración se quiera quitar este muerto de encima y que algunos sindicalistas agrarios sensacionalistas nos quieran utilizar como matarifes de la forma que lo están haciendo. Es el momento de sentarse en una mesa, con expertos de verdad en la gestión de la fauna silvestre, para desarrollar un plan de verdad (y no un ridículo powerpoint) que contemple un conjunto de medias conexas entre sí que pueda dar respuesta a esta problemática. El guante está lanzado, porque es la única alternativa para que la caza social en Galicia, tal y como la conocemos, perdure en el tiempo.

 

Archivado en:  UNITEGA,

 

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