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ADECANA

La caza como recurso forestal

LA CAZA BIEN GESTIONADA PUEDE SER UN RECURSO MUY INTERESANTE, NO EN VANO EL HOMBRE LLEVA APROVECHÁNDOLO MILES DE AÑOS. EN LA ACTUALIDAD, UNO DE LOS PRINCIPALES VALORES DE LA CAZA ES LA POSIBILIDAD DE ESPARCIMIENTO Y DE PROXIMIDAD AL CAMPO PARA LA PERSONA QUE LA PRACTICA, ES DECIR SU VALOR RECREATIVO.
martes, 05 de julio de 2011

La sociedad moderna en la que vivimos, mayoritariamente urbanita y ecologista, se ha olvidado de los importantes vínculos que mantenemos con el medio natural y sus recursos, y de los usos tradicionales que se hacían de ellos. Algunos de esos usos están francamente mal vistos en la actualidad, entre ellos la tala de los bosques y –muy especialmente– la caza de animales. Mucha gente asocia la obtención de madera con la destrucción de los bosques, o al cazador con la muerte en los campos. Y aunque lleva mucho tiempo y explicaciones cambiar este estereotipo, nada más lejos de la realidad, al menos en nuestra sociedad y en la actualidad.

La caza siempre ha sido un medio de conservación de las especies salvajes y su entorno. Desde la baja Edad Media, reyes y nobles protegieron grandes extensiones para que la fauna salvaje pudiese procrear, a así dedicarse a su afición favorita, la caza. Dañar los bosques o cazar sus animales, incluso transitar por ellos, estaba penado incluso con la muerte. Esto ha conservado extensas zonas de nuestro país, por ejemplo el Coto de Doñana, en Andalucía y uno de los emblemas de la conservación, o los montes del Pardo, en la proximidad de Madrid, tiene este origen. Más recientemente, en 1900 el Rey Alfonso XII creó la Reserva de Caza de Gredos, para proteger a los últimos 7 ejemplares de Cabra Hispánica que quedaban entonces. En la actividad son miles los ejemplares que hay en el Sistema Central, y son una sustanciosa fuente de ingresos para los ayuntamientos o los cotos donde habitan. Ejemplos internacionales también existen, y tan solo destacar la actual reserva polaca de Bialowieza, coto de caza de los Zares Rusos, y el único bosque virgen de Europa donde se conservaron los bisontes europeos, o el caballo salvaje de Przewalski, dos joyas biológicas salvadas de la desaparición por estar protegidos para su caza.

Pero la caza ha cambiado mucho en la actualidad. En los últimos 20 años se están llevando acabo los Planes de Ordenación Cinegética (POC) a los que deben estar sujetos todos los cotos en los que se practique la actividad cinegética. De una manera muy esquemática, los POC consisten en una valoración de diferentes aspectos del coto, las poblaciones de las especies con capacidad de aprovechamiento cinegético, y poner unos cupos de capturas por especie y año. En la actualidad, todos los cazadores asumen que la caza es así y es la manera lógica de aprovechar un recurso de manera sostenible. Tanto es así que, en Aragón, se ha querido saltar este requisito para la caza del corzo, en zona donde daña los frutales, quitando cupos y permitiendo su caza todo el año, y determinadas asociaciones de cazadores se han opuesto frontalmente a la medida. La caza sin control supone un serio daño para la especie, y posiblemente su desaparición. La concienciación de los cazadores es elevada en este sentido.


En cambio, la caza bien gestionada puede ser un recurso muy interesante, no en vano el hombre lleva aprovechándolo miles de años. En la actualidad, uno de los principales valores de la caza es la posibilidad de esparcimiento y de proximidad al campo para la persona que la practica, es decir su valor recreativo. Hay que tener en cuenta –como decíamos al principio– que somos una sociedad mayoritariamente urbanita, y muchas personas solo ven el campo en la pantalla de inicio del ordenador. Volver a los orígenes, a la naturaleza, y practicar la actividad más antigua que ha realizado la especie humana es sin duda una fuente de satisfacción. Pero no es en absoluto desdeñable el aporte de proteínas que ello supone. La caza es comida, la caza mayor es mucha comida, y además de gran valor alimenticio, de calidad, baja en grasa y criada en libertad. Los cazadores empezamos a hablar de la carne de caza como happy meat, ya que proviene de animales que han vivido en plena libertad hasta el momento de su muerte, alimentándose de productos del campo sin manipular. También en este sentido, la carne de caza está teniendo más importancia en nuestro país. Son numerosos los restaurantes –incluso los de más prestigio– que incluyen este tipo de carnes en sus cartas, y recientemente, la Asociación del Corzo Español ha publicado un interesante libro denominado Capreolus deliciosus, con más de cien recetas, incluidas de prestigiosos cocineros, exclusivamente de la cocina del corzo.

Otra faceta muy importante de la caza –más bien diría que importantísima– es la riqueza que genera. Se empiezan a pagar sumas de dinero importantes por disponer de un buen coto de perdices o becadas, un buen coto de jabalíes o por precintos para corzos, ciervos, machos monteses o rebecos. Por estos conceptos algunos ayuntamientos pueden percibir sustanciosas cantidades. Por poner algún ejemplo, por abatir un Macho de cabra hispánica se puede pagar más de 12.000 €, por un ciervo, por encima de los 3.000 € o por un corzo por encima de los 1.300 €. Además, la caza está creando dinamismo en el campo. Biólogos o Ingenieros de Montes trabajan en los POC, guardas de campo para los cotos, casas rurales y restaurantes para albergar y dar de comer a cazadores y acompañantes, los cazadores empiezan a pagar a los agricultores para que siembren campos para alimento para la caza, etc. Se empieza a movilizar la economía rural, en regresión por la situación de la agricultura y la ganadería. Tener animales de caza en los campos, es un bien a considerar en estos momentos.

Pero para disponer de caza, hay que tener un buen medio ambiente. Para tener mucha caza, hay que cuidar mucho el entorno, y con cariño. En este momento los cazadores estamos especialmente interesados –y preocupados– por este punto. La conservación de las especies está íntimamente ligada a la conservación de su hábitat. Un daño en el hábitat puede ser nefasto para muchas especies, en cambio, su conservación y mejora tiene sus frutos de manera inmediata, y gratificante.

En este punto, el de proteger el entorno, también es frecuente caer en errores y estereotipos. Mucha gente cree que, el que nuestros montes se llenen de bosques, es bueno para el medio ambiente. Este hecho es cierto, pero hay que dar un paso más u exponer el punto de vista de gestión cinegética y medio ambiental, ya que cuanta más diversidad de ecosistemas, los ecotonos, es mucho mejor. Es bueno, muy bueno que haya bosques, y bien conservados y mejor gestionados, pero también es necesario que existan zonas de cultivos, praderas, monte bajo y sotobosques. Hay diferentes especies que habitan estos diferentes habitats, por lo tanto, a mayor diversidad de habitats, mayor diversidad de animales. Esto supone, ni más ni menos, que un firme apoyo a la biodiversidad.

La Asociación de Cazadores Navarros (ADECANA) fue fundada en 1993 con el objetivo de defender la caza, como recurso tradicional y social, y a los cazadores, como gestores de este recurso en nuestra Comunidad Autónoma. Desde su fundación, ha defendido la caza racional y sostenible y la defensa y mejora de sus hábitat, y apoyado y promovido todo tipo de iniciativas para conseguir estos objetivos. En la actualidad es la asociación con mayor número de cazadores en la Comunidad foral de Navarra, formando parte de ella 120 sociedades.

Recientemente, ADECANA y FORESNA-ZURGAIA han firmado un convenio de colaboración, que pensamos va a dar sus frutos de manera inmediata. Como venimos indicando, creemos importante recuperar para la fauna, zonas que se han ido perdiendo por el abandono que se está haciendo del monte. Desde ADECANA se anima a sus socios que realicen intervenciones en el hábitat para recuperar estas zonas, estando muchas de ellas subvencionadas por el Gobierno de Navarra.

Autores: Artículo escrito por Juan J. García Estévez, Carlos Irujo Beruete, miembros de ADECANA y publicado en la revista FORESNA "NAVARRA FORESTAL"

 

 

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